Me encanta comprar pimientos rojos, tan brillantes y carnosos, irlos eligiendo uno a uno, llegar a casa, lavarlos y secalos y meterlos al horno con un chorrito de de aceite y un poco de sal. Toda la casa huele a pimientos asados y dadole un par de vueltas en 40 minutos a fuego medio, 180º están asados. Para pelarlos, hay quien los mete calientes en una bolsa de plástico para hornear y deja que se enfríen. Yo reconozco que por no manchar más que lo estrictamente necesario los pelo en directo y tampoco me cuesta tanto.
Retiramos semillas y piel pero no el agua que sueltan y los hacemos tiras. Sofreímos unos ajos cortados en rodajas y añadimos los pimientos con su caldo y un poco de vinagre. Cinco minutos rehogando se suavemente y se pueden conservar, pero en casa duran un suspiro.
1 comentario:
Muchas gracias por visitarme, me alegro de que te haya gustado el blog y de que compartamos pasión por la cocina. Un beso!
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