Tan pronto y ya estamos rompiendo los buenos propósitos... Es que este cochinillo desde el mostrador de la carnicería pedía a gritos una oportunidad.
Y es cierto que con el verano no apetece poner el horno pero no pasa nada si después del asado, comemos en el jardín y nos echamos allí mismo una buena siesta.
Asar un cochinillo es simple. Si conocemos a fondo nuestro horno.
Se trata de darle tiempo para que se ase bien y en la última media hora subir la temperatura para conseguir esa piel crujiente que se parte con un plato a la manera de los maestros asadores segovianos. Yo lo he tenido 45 minutos a 150º con la piel hacia abajo, otros 45 minutos con la piel ya hacia arriba. casi una hora y 20 más a 180º y 20 últimos minutos a 220º estos muy vigilados. Y como aderezo sólo sal aunque hay quien frota con manteca. y a veces es necesario cubrir orejas y rabo con papel de aluminio para que no se quemen.
De acompañamiento, una buena ensalada de lechuga y cebollas tiernas. Y lo dicho...una buena siesta.
Feliz semana a todos
2 comentarios:
Impresionante foto aunque creo que no me acercaras a tu mesa pero no dejan de maravillarme platos como este. Que pases un buen domingo!
Hola, vaya pinta tiene el cochinillo, qué bueno!!!!!! me pasaré por aquí más a menudo, me encanatn tus recetas!!!!
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