Lastima que los macarons que trajo de Ladurée no dejaron su aroma, pero en la memoria cada bocado que uno toma se ordena en una especie de ranking gustativo, de tal manera que no hay percebes como los de aquel dia en Cebreiros o betzels como aquellos de Munich bajo la lluvia o... magdalenas como las que Proust recordaba.
Los macarons de violetas van a ser difíciles de superar. Y mientras tanto seguiré practicando con las crepes, que llevan más mantequilla en la sartén de la que yo pensaba.
Aprendiendo a girarlas en el aire y a intentar que queden sutiles y gustosas. El relleno, es cosa vuestra, éstas son saladas y llevan una especie de salsa bolognesa, con poco tomate y champiñones, pero están estupendas con sirop de arce o con plátano y chocolate.
Y a ella le gustan de chorizo y embutido...
Ingredientes
- 300 gr de harina
- 3 huevos
- 3 cucharadas soperas de azúcar (si van a ser saladas, eliminar)
- 1 pizca de sal
- 3 cucharadas soperas de aceite o 50 gr de mantequilla fundida
- 30 cl de leche o aún mejor, de cerveza. O de una mezcla de ambas
La sartén se unta bien de mantequilla. (Gracias Stephane por mi nueva sartén especial para crepes) y se calienta bien. La primera crepe siempre es para tirar aunque uno termine mordisqueandola mientras cocina.
Ya estoy esperando mi próxima lección de cocina francesa...