Vaya semanita!!!
Las hay liadas, las hay gafes y las hay oscuras y tenebrosas. Alguna es mezcla de las tres cosas y entonces...uff, se hacen eternas. Y te preguntas en que pensabas cuando decías eso de que el tiempo pasa volando.
Pero, mal que bien, hasta esas semanas acaban. Y seguro que tras la ciclogenésis (porque al parecer tormenta no nos basta), va a brillar el sol. Mientras tanto un poco de chocolate levanta, y cómo, los ánimos.
Ingredientes:
- 110 gr de mantequilla
- 200 gr de azúcar
- 2 huevos
- 180 gr de harina
- una cucharadita de bicarbonato
- una pizca de sal
- 120 ml de buttermilk o en su defecto leche con un chorrito de limón y reposo de 10 minutos
- 35 gr de cacao en polvo
- 80 ml de agua
- vainilla
A la mantequilla a temperatura ambiente le añadimos el azúcar y batimos bien hasta que esté espumoso. Añadimos los huevos uno a uno y la harina tamizada, el bicarbonato y la sal y el buttermilk poco a poco, y seguimos batiendo. Finalmente añadimos el cacao que previamente habremos desleido en el agua templada y la vainilla.
Engrasamos y enharinamos el molde y vertemos la masa. Precalentamos el horno a 180º y horneamos 50 o 60 minutos hasta que la aguja con la que pinchamos el molde salga seca.
He de reconocer que el molde de Nordicware es una autentica maravilla. Se desmolda bien y la cocción es perfecta porque sale con una costra ligera y una textura exquisita. Como es grande, lo envaso en rodajas individuales y lo congelo. Por la noche solo hay que sacar una rodaja para desayunar bizcocho como el primer día.