Ya sé que hay mucha gente a la que la idea de comer carne cruda le repugna. Imagino que son restos de nuestra aversión a todo aquello que pueda suponer el riesgo de una enfermedad si la carne que comemos no está en buen estado. Pero este solomillo recién picado os garantizo que no tiene riesgo sanitario.
Lo de tártaro recuerda las estepas en las que los jinetes ponían los trozos de carne debajo de la silla de sus caballos para ablandarla cabalgando. Pero tampoco es el caso de este steak. Que está tiernito de serie.
Otros cuentan que Miguel Strogoff... ya sabéis... el correo del zar, es el primer libro que recoge esta receta. Yo no recuerdo haberlo leído allí pero debe ser verdad, si el restaurante Jules Verne de la torre Eiffel ha hecho de este plato su especialidad.
Probadlo y dadme vuestra opinión. A mi me gusta pero debo reconocer que soy un poco arriesgada y sin prejuicios en esto de la gastronomía. He comido a plena satisfacción lamprea en su sangre, sushi de todo tipo y hasta pulpo y medusa crudos.
Y ahí va la receta
Solomillo de ternera
1 huevo
alcaparras
cebolla
pimienta
salsa perrins
Tabasco
sal
Picamos la carne, mejor con machete y atención a la limpieza escrupulosa. Mezclamos con el huevo batido, la cebolla y las alcaparras picaditas, la sal la pimienta y la salsa Perrins y añadimos tabasco al gusto y si queremos también pepinillos picados, salsa de mostaza antigua o un chorrito de aceite. Yo prefiero enmascarar el sabor de la carne lo menos posible. Colocamos en un molde y dejamos 15 minutos en el frigorífico para que macere ligeramente. Acompañamos con tostadas de pan.